EL SUR
En el 87 Madrid era una ciudad
envuelta por una atmósfera polucionada, atestada de coches y asfalto; los
capitalinos empezábamos a buscar en la costa mediterránea otra luz y así llegué
a Almería el día de Año Nuevo. En la Universidad había entablado amistad con
una almeriense, y vine a su boda, de manera que tenía de esta tierra un vago recuerdo. Pregunté en la ciudad por un
sitio tranquilo y la Oficina de Turismo me recomendó el pueblo de Cabo de Gata,
“en el que no había ni teléfono”. Resultó que sí lo tenían porque Pujaire, en
sus proximidades, fue lugar de descanso de Adolfo Suárez que, al parecer, lo
gestionó. La pequeña barriada que no estaba todavía asfaltada (pisabas la
tierra al caminar) fue un amor a primera vista: el autobús llegó a una plaza
rodeada por casitas de máximo dos alturas y era un día de sol radiante de
enero. Al desplazarme por la calle que se dirigía al mar, pensando donde
pasaría la noche, pregunto a unas chicas a la puerta de su casa; se adentran en
la misma para evacuar consulta y, habiendo fumata
blanca, me dicen que allí mismo. De aquello surgió una buena
amistad.
Fotografía de Angel Mateo
Fotografía de Angel Mateo
Después de revolcarme en los campos próximos, hambrienta de tierra y olores frescos, me fijé en unos dúplex de protección oficial que, en una crisis de tantas, la Junta de Andalucía había promocionado para paliarla. Dicho y hecho, unas semanas después tomaba posesión de una vivienda que ampliaba los reducidos metros cuadrados de la calle Méjico.
La cuestión es que la “modernidad”
trajo consigo reducir fracciones a común
denominador por el procedimiento del m.c.m. ( mínimo común múltiplo), desde
Primaria. Dña. Mª Luisa y seguramente todos los maestros de la época lo
explicaban por la multiplicación de los
numeradores por los denominadores de las demás fracciones y el producto de los
denominadores como denominador común. No lo encontraremos en ningún libro de
texto ni enciclopedia actuales .
Este ejercicio viene en la enciclopedia Alvarez de Segundo Grado, página 214
3 , 2 , 6 = 3 x 5 x 7, 2 x 4 x
7, 6 x 5 x 4 partido por 4 x 5 x 7 =
4 5 7
105 , 56 , 120
140 140 140
140 , denominador común y números
fraccionarios aptos para ser sumados o restados. Y ya se simplificará, si ha lugar, lo que haga falta.
La de Tercer Grado
vuelve sobre suma y resta de quebrados e
introduce su multiplicación y división.
En Bachiller aprendíamos por el
m.c.m.
La maestra, sobre todo, utilizaba la pizarra. Para las cuentas, nunca
excesivas, las operaciones con la unidad seguida de ceros, el Sistema Métrico Decimal, medidas de tiempo, nociones de Geometría,
áreas de los polígonos , los típicos problemas
de la cesta de la compra…En el encerado escribíamos las cantidades que nos decía y a veces la posición que cada cifra ocupaba (unidad, decena, centena, unidad de millar, decena de millar... unidad de millar de millón, decena de millar de millón ... unidad de billón, etc). A diario un dictado que ella inventaba sobre la marcha, repitiendo y
repitiendo la casuística más común: terminaciones del imperfecto en –aba; el verbo haber y la “a”, ha venido, he llegado, el hubo
que no era el marido de la uva;
el hoy y el ayer; lo bueno, bonito y barato; tuvo fiebre
o un tubo de hilo; ahí hay
un hombre que dice ¡ay!… Repitiendo
las faltas de ortografía más representativas 100 veces, y cayéndonos algún pizarrazo por los errores más
flagrantes, adquirimos la ortografía.
Por las tardes, costura.
La madre de mis primos era un poco diferente de los padres de la época,
que, salvo casos extremos, aceptaban la autoridad del maestr@ con todas sus
consecuencias. Probablemente porque había conocido otro estilo, hizo lo posible
por retrasar el paso de su hija pequeña al Tercer Grado; le dolía aquella
disciplina que podía llegar a dejarnos castigadas sin comer como sucedió en una
ocasión ¿qué habríamos hecho si allí no se movía nadie salvo para ir al baño?.
Luego estaban los mapas.” Ibamos” al que se colgaba sobre la pizarra y
allí, en corro, salíamos a decir los límites de España, las regiones y sus
provincias, los ríos o las capitales de Europa, de América… En la esfera
terrestre, latitud y longitud de emplazamientos inverosímiles. Para algunos temas de Historia de España, sobre todo, utilizábamos la enciclopedia Dalmau Carles que había precedido a la de Alvarez en el gusto de l@s maestr@s.
En Navidad, el Nacimiento y los villancicos. Teníamos un delicioso libro
de Historia Sagrada que nos explicaban y estudiábamos con gusto, memorizábamos
algún romance o poesía, se cuidaba la estufa de leña y alguna tarde de
primavera, “de merienda” al campo.
Aquella escuela de delantales
blancos y olor a lápiz y goma de borrar.
No
supe de la vida de José Miguel, cuyo padre, un hombre alto, portero de alguna
finca próxima, tenía la campechanía de
su hijo, y una parcela en alguna parte.


